jueves, 21 de agosto de 2008

EDM en Costa Rica


Arte del trotamundos

por Ana Wajszczuk


"La ansiedad por encontrar una historia me está consumiendo la garganta, que lleno con un cigarrillo tras otro durante toda la madrugada, en espera de que algo pase". La frase habla de la adrenalina por contar lo que se ve y se vive, y podría haber pertenecido a Robert L. Stevenson, a Daniel Dafoe, incluso a Stendhal o Víctor Hugo; más acá en el tiempo a Capote, Lowry o Kerouac o Wolfe, más allá en la historia latinoamericana, a cualquier cronista de Indias. Pero pertenece a Juan Pablo Meneses; escritor joven, chileno y contemporáneo que continúa el camino de todos esos escritores ambulantes que supieron y escribieron que la realidad, sin duda y siempre, supera a la ficción, y que nada nos permite adentrarnos en los hechos que puntean lo que llamamos "realidad" tanto como viajar.


Equipaje de mano, el primer libro de Meneses, habla de todas esas cosas: del viaje como la antípoda del turismo, de historias perseguidas o encontradas, de ciudades y personajes que nunca hubieran cobrado vida si no fuera porque Meneses caminó esos caminos que nos parecen fantásticos, como recorrer Gibsonton, un pueblo de Florida donde se retiran los trabajadores de circo. O lejos de nuestro alcance, como una travesía en el Arctic Sunrise de Greenpeace. O peligrosos, como un viaje de incógnito con los hinchas de fútbol chilenos. O directamente -y en estos relatos es donde quizá Meneses despliega mejor su maestría-, caminos donde nosotros no hubiéramos encontrado qué diablos contar, como en Aguaviva, ese pueblito español donde absolutamente nada sucede, o en ese viaje por los pueblos ferroviarios abandonados del sur chileno, o ese campeonato de Fórmula Uno que pudiera parecer, a primera vista, tan poco interesante.


Meneses viaja y escribe, pero no para contarnos lo maravilloso y buenísimo y espectacular de los paisajes sino para mostrarnos, a través de su prosa fluida, lo que nunca podremos ver como turistas. Se convierte tanto en el lector como en testigo y protagonista (parece saberse de memoria ese clásico de Antonio Machado que dice que no hay camino, sino que se hace andando: golpe a golpe/ verso a verso); su mirada de antena parabólica recrea cada detalle y nos sumerge en las historias de decenas de personajes que parecen existir solo porque el escritor los tiene en cuenta. Y su capacidad para hablarnos de lo universal en lo particular le permite crear empatía con el lector y contar el trasfondo que ve en los países por donde viaja, así habla con la autoridad del in situ de nacionalismo, fronteras, inmigración, pobreza, sueños americanos, desarraigo, olvido. Todo eso, en diez crónicas, abonadas con lo excitante del relato de aventuras, y la rigurosidad de la investigación periodística.


Dice Meneses -que desde hace cinco años vive viajando y tiene como instrumentos de trabajo los cibercafés, su cuenta de correo electrónico y su pasaporte-: "La única idea que tenía era que debía cumplir lo que decidí que sería la máxima del periodismo portátil: viajar y sobrevivir contando historias".


Editado en Chile en 2003, Equipaje de Mano fue reeditado a finales del año pasado por la flamante colección de crónicas de Seix Barral y va de la mano con un cierto renacimiento en el mercado editorial de la crónica periodística como arte narrativo.


Además del lugar que las grandes editoriales le han vuelto a dar a este tipo de textos; florecen las revistas de crónicas como la colombiana Gatopardo, Etiqueta Negra de Perú, Lateral en España -por citar solo algunas donde escribe Meneses.


Publicado en Áncora, el suplemento cultural del diario LA NACIÓN de Costa Rica.

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